24 noviembre 2005
Las urgencias no son buenas para la empresa
En el Expansión & Empleo del pasado fin de semana aparecía publicado un estudio titulado "¿Cuánto rinde en su trabajo?" que trataba sobre la percepción que de los trabajadores sobre su propio rendimiento.
Me parece ciertamente preocupante para la competitividad empresarial que la media de esta auto-evaluación se sitúe en un 74,8%, pero ese dato por sí mismo no es demasiado significativo. Lo importante es ver las causas que detecta el estudio: exceso de tareas y urgencias, falta de organización y agilidad en los procesos, presión por el resultado a corto plazo, falta de medios, no saber decir no a lo secundario, el hecho de que se valore más la presencia que la eficacia, no tener claros los objetivos ni prioridades y ver que no vale la pena trabajar más.
Las tres causas más señaladas por los encuestados son el exceso de tareas y urgencias (70% entre los que son jefes y 56% entre los que no), la falta de organización y agilidad en los procesos (55% entre los que son jefes y 51% entre los que no) y la presión por el resultado a corto plazo (56% entre los que son jefes y 42% entre los que no).
Analizando estas causas llego a la conclusión de que no son sino distintos aspectos del mismo problema de fondo. El exceso de tareas y urgencias son generalmente causadas por la falta de organización en los procesos. La presión por el resultado a corto plazo, se debe a la insuficiente planificación del medio-largo plazo. La falta de organización y planificación se debe al exceso de tareas y urgencias. ¿No estamos ante un peligroso círculo vicioso?
En línea con este asunto, debo recomendar la lectura del artículo de opinión "Ritmo y melodía", de la sección los tópicos de Pilar Cambra, en el mismo número de Expansión & Empleo. Es probable que debamos pararnos a reflexionar por qué hemos llegado a un punto en el que todo nos parece urgente.
Me parece ciertamente preocupante para la competitividad empresarial que la media de esta auto-evaluación se sitúe en un 74,8%, pero ese dato por sí mismo no es demasiado significativo. Lo importante es ver las causas que detecta el estudio: exceso de tareas y urgencias, falta de organización y agilidad en los procesos, presión por el resultado a corto plazo, falta de medios, no saber decir no a lo secundario, el hecho de que se valore más la presencia que la eficacia, no tener claros los objetivos ni prioridades y ver que no vale la pena trabajar más.
Las tres causas más señaladas por los encuestados son el exceso de tareas y urgencias (70% entre los que son jefes y 56% entre los que no), la falta de organización y agilidad en los procesos (55% entre los que son jefes y 51% entre los que no) y la presión por el resultado a corto plazo (56% entre los que son jefes y 42% entre los que no).
Analizando estas causas llego a la conclusión de que no son sino distintos aspectos del mismo problema de fondo. El exceso de tareas y urgencias son generalmente causadas por la falta de organización en los procesos. La presión por el resultado a corto plazo, se debe a la insuficiente planificación del medio-largo plazo. La falta de organización y planificación se debe al exceso de tareas y urgencias. ¿No estamos ante un peligroso círculo vicioso?
En línea con este asunto, debo recomendar la lectura del artículo de opinión "Ritmo y melodía", de la sección los tópicos de Pilar Cambra, en el mismo número de Expansión & Empleo. Es probable que debamos pararnos a reflexionar por qué hemos llegado a un punto en el que todo nos parece urgente.
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2 comentarios:
Me parece muy chocante este párrafo: “Sobre todo afectan al comportamiento y a las actitudes dentro de la organización, cuestiones que pueden cambiarse directamente sin que se necesiten grandes inversiones. La mejora es asequible”
Si no he entendido mal el artículo, es una manera de echar la culpa al personal. Cuando el problema principal, y en esto estoy de acuerdo contigo, es la organización de la empresa, cosa que no está en manos del personal cambiar.
Me recuerda el comportamiento de un "empresario" que conozco, que cuando las ventas van mal se dedica a hacer estúpidas ego-reuniones de costes, para reducirlos. Cuando realmente, antes debería de tratar de influir sobre las ventas, no perdiendo el tiempo y tirándose a la calle a buscar pedidos y clientes. Sin embargo olvida algo fundamental, que: Los resultados de la empresa son la diferencia de dos magnitudes básicas ventas y gastos. Pero claro el ego obtiene mas satisfacción de subordinados serviles que de clientes hostiles.
Por LibertaCom. Fecha y hora: 10/12/05 12:01
El párrafo que citas aparece en el artículo sin contexto y no me atrevo a opinar sobre lo que pretendía decir el autor.
Respecto a tu comentario, efectivamente pienso que el problema fundamental es organizativo, pero eso no significa ni mucho menos que el personal no tenga ninguna responsabilidad.
En general, los procesos bien definidos mejoran la forma de trabajar y eliminan muchos problemas. Sin embargo, las empresas las formamos personas y de nosotros depende la implantación práctica de esos procesos. El mayor peso recae obviamente en los mandos, si ellos no funcionan es difícil que la organización lo haga, pero también los comportamientos y actitudes de los compañeros afectan enormemente al rendimiento.
Por Anónimo. Fecha y hora: 10/12/05 12:50
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