El blog de Jaizki

19 julio 2006

El precio de los principios

Allá por el año 1993 ó 1994, no estoy seguro, mi profesor de filosofía en el instituto, Gabi, nos explicaba la distinción que hacía Kant entre éticas materiales y éticas formales. Resumiéndolo mucho, y a riesgo de no explicarlo bien, las éticas materiales se basan en "haz A para conseguir B", y las éticas formales, en el deber por el deber -hay que hacer lo correcto, no por lo que vayamos a conseguir, si no porque es nuestro deber-.

Personalmente, toda acción basada únicamente en la recompensa a conseguir, me parece de escaso valor moral: tanto el que se hace el bueno para ir al cielo, como el niño que estudia para conseguir la bici nueva, o el empleado que se esfuerza más para cobrar objetivos... Cualquier acción que no nazca de tu propio convencimiento de que es lo que hay que hacer, según yo lo veo, es venderse por la recompensa.

Donde se ve claramente si una persona se comporta de una manera por propia convicción moral, o por elementos externos: multa, cárcel, reprobación social... es cuando la actitud no conlleva ningún castigo. Si sabiendo que mi acción no tendrá consecuencias actúo correctamente, lo hago por convicción propia de que es lo correcto, aunque represente un perjuicio para mí. Si, por el contrario, aprovecho mi impunidad, es evidente que mi actuación correcta en otros ámbitos es únicamente debida al miedo al castigo externo.

Todo esto viene al hilo de tres entradas anteriores: La conciencia está en los ojos que te miran, El método Grönholm y la flexibilidad de los principios y Sobre la corrupción y los tickets de parking.

En la primera, comentaba la incidencia que tiene sentirse observado en hacer o no lo correcto. Al poner unos simples ojos en la hoja de precios de una máquina de café en la que cada consumidor decidía si pagaba o no, se consiguió triplicar la recaudación. Se podría inferir por tanto que, por cada persona que tiene interiorizado que lo correcto es pagar hay, al menos, dos que no lo tienen. Sólo hay que pagar, si me pueden pillar no haciéndolo.

En la segunda, hablaba de la película El método, en la que se demostraba como los candidatos en la fase final de un proceso de selección van mostrando lo peor de sí mismos para conseguir ese puesto. Todos asumen que el objetivo justifica sus acciones puesto que es "lo que la empresa quiere". Puede parecer exagerado pero hay dos asuntos que me llevan a pensar lo contrario.

El primero es el experimento de Milgram:

El fin de la prueba era medir la buena voluntad de un participante a obedecer las órdenes de una autoridad aún cuando estas puedan entrar en conflicto con su conciencia personal

El investigador persuade al participante para que dé lo que éste cree son descargas eléctricas dolorosas a otro sujeto, el cual es un actor que disimula recibirlas. Muchos participantes continuaron dando descargas a pesar de las súplicas del actor para que no lo hiciesen.

A grandes rasgos, consistía en que un voluntario debía dar descargas eléctricas crecientes a otro cada vez que éste fallaba las preguntas que le hacía. En realidad las descargas eran simuladas, pero el voluntario no lo sabía. Los resultados sorprendieron porque más del 60% de los voluntarios aplicaron voltajes elevados. La disculpa moral era la obediencia, el que daba la descarga no se sentía responsable porque lo hacía obedeciendo órdenes.

El segundo factor, es lo que me dijo un amigo que estaba viendo la película conmigo. En cierto momento, los participantes en el experimento tienen que votar si contratarían o no a uno de los candidatos después de conocer un aspecto de su pasado. El comentario de mi amigo fue "si pudieses quitarte a un competidor simplemente votando en su contra, ¿por qué no hacerlo?". Parece lo más normal y lógico del mundo, si es bueno para mí, qué más da que esté votando en contra de lo que me parece justo. Ciertamente no tengo a ese amigo por mala persona, más bien al contrario, así que supongo que esta forma de ver la realidad no es en absoluto un caso aislado.

En la tercera entrada, de las que comentaba antes, se habla de la relación entre la corrupción y el parking de la ONU. Los diplomáticos están exentos de pagar las multas de aparcamiento, por lo que muchos no pagan el aparcamiento. Este es un caso evidente de conducta en la que no hay castigo, por lo que tu actuación dependerá únicamente de lo que tú consideres correcto, y no de condicionamientos externos. El resultado, que no me ha parecido nada sorprendente, es éste:

(...) los diplomáticos procedentes de países considerados como poco corruptos (por ejemplo Suecia o Noruega) se comportan remarcablemente bien, sin apenas infringir la ley incluso en esta situación en la que el coste de hacerlo es cero. Sin embargo, los diplomáticos de países provenientes de regiones relacionadas con altos grados de corrupción (por ejemplo Sudán o Angola) son precisamente los que más infracciones cometieron. Esta evidencia indica la gran importancia de las normas sociales y culturales. No se puede concluir otra cosa.

La importancia de las normas sociales y culturales. Yo interpreto que, en aquellos países en los que se educa para interiorizar que hay que hacer lo correcto porque es lo correcto, se reduce notablemente el relativismo moral.

Pero, ¿qué ocurre en España? Durante siglos, la Iglesia Católica ha conseguido que la gente fuera "buena" para evitar el infierno e ir al cielo. La estrategia del palo y la zanahoria, en su máximo exponente: "si eres bueno irás al cielo, sino al infierno". Al ser Dios omnipresente, no había forma de poder hacer algo sin que se enterase, y la estrategia funcionó. Dentro de las ambigüedades de la doctrina católica, la gente hacía lo que le decían, facilitando la convivencia en sociedad.

Por supuesto, siempre había personas a las que el más allá no les parecía suficientemente beneficioso o aterrador, y se saltaban las normas. Así que no se pudo prescindir de leyes civiles, policía, juzgados, cárceles... el castigo mucho más cercano que el infierno, podía ser mucho más disuasorio.

Hoy en día la gente tiene creencias ad hoc. Incluso entre los que se autodenominan católicos, es muy raro que se siga fielmente la doctrina de la Iglesia -la inmensa mayoría la desconoce en gran parte-, y casi todos tiene unas creencias a medida en las que deciden qué les encaja y qué no. Prácticamente todos celebran con gran boato las ceremonias más vistosas (bodas, bautizos y comuniones) pero casi ninguno ha leído la Biblia -aunque, a decir verdad, tampoco es que tenga mucho que ver con el catolicismo-.

Dado que en todo momento se educó pensando no en el convencimiento propio, si no utilizando el condicionamiento externo, en cuanto se han perdido el poder de los mandamientos como guía, y el del cielo y el infierno como premio y castigo, se ha impuesto el relativismo moral, en el que cualquier cosa es buena si te permite conseguir tu objetivo.

Según yo lo veo todo esto es producto de una educación en la que se amenaza a los niños cuando hacen algo mal -con el hombre del saco o con un bofetón o con el infierno- y se les premia por hacer lo que es su deber -estudiar y sacar las mejores notas posibles-. Mientras sigamos ofreciendo la misma educación basada en condicionantes externos, en vez de transmitir la importancia de hacer lo correcto por que es nuestro deber, seguiremos teniendo la misma sociedad corrupta y de moralidad flexible.

La honradez ha dejado de ser una virtud para convertirse en un defecto que impide aprovecharse de las oportunidades que te da la vida. ¿Por qué no beneficiarme de la situación si las consecuencias son menores que los beneficios obtenidos? ¿Por qué no hacer lo que diga la empresa, el partido o la asociación si eso te evita problemas? ¿Qué importan la ética y la moral?

Está claro que tener principios ya no se lleva, será porque, como solemos decir Mario y yo, sale muy caro.

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11 comentarios:

  • Es la primera vez que te hago un comentario. Me ha gustado mucho este artículo. Muy informativo.

    Tan sólo una cuestión en que discrepo ligeramente :-)

    Pienso que el castigo es importante (cárcel, multa o lo que sea), no por el infractor, sino por los que tenemos el principio, vemos que se lo saltan y no pasa absolutamente nada.

    Te doy el ejemplo más clásico: el metro o el tren. Antes pagaba religiosamente pudiendo colarme sin problemas. Pero claro, hoy día parece que quien no se cuela es tonto. Ahora, si pudiera colarme, lo haría sin el menor remordimiento. Si me pillan pago la multa, si no me pillan, no pasa nada. El balance económico me favorecería.

    Por ello insisto que cuando te pillan tiene que haber una multa que haga más daño que no si lo hubieras hecho bien.

    Salud!

    Por Anonymous Anónimo. Fecha y hora: 19/7/06 23:33  

  • Gracias por comentar, omalaled.

    En ningún momento digo que no deban existir leyes y castigos, más bien al contrario. Sólo dejarían de ser necesarios en el caso ideal de que todo el mundo interiorizase el deber por el deber, cosa que ni ocurre ni creo posible que llegue a ocurrir.

    Lo que quiero explicar es que, si te comportas bien únicamente por el premio o el castigo -si pagas el metro sólo por miedo a la multa- moralmente tu acción no tiene ningún valor. Sin embargo, si aún sabiendo que te compensaría no hacer lo correcto, decides hacerlo porque es lo que se debe hacer, si que tiene un valor.

    El resultado puede ser el mismo, pero la situación es completamente diferente. En el primer caso, tan pronto como desaparezca el premio o castigo, tu comportamiento seguirá siendo buscar tu máximo beneficio. En el segundo, aunque desaparezca el premio o castigo, seguirás haciendo lo correcto.

    Supongo que hoy en día es una utopía pensar que esto no sea percibido como una elucubración mental de alguien con mucho tiempo libre. La ética no cotiza al alza.

    Por cierto, enhorabuena por tu blog, lo sigo hace poco después de oír de él en MalaCiencia y me parece muy interesante.

    Por Anonymous Anónimo. Fecha y hora: 20/7/06 03:50  

  • Muchas gracias. Pues sí, tienes razón. La pregunta siguiente es: esa moral o esa ética de hacer las cosas bien por sí mismas y no por el premio o castigo, ¿se enseña (bien sea desde la sociedad, colegios, padres, etc) o se lleva en los genes?

    Un cordial saludo

    Por Anonymous Anónimo. Fecha y hora: 20/7/06 10:07  

  • Buen resumen, Jaizki, pero no comparto las conclusiones. No creo que tengamos que hacer algo porque es nuestro deber hacerlo. ¿Quién debe decidir qué es lo que se debe hacer? ¿La religión, el estado,...?
    Los únicos que debemos tomar tal decisión somos nosotros mismos, pero eso también tiene el problema de que cada uno hemos crecido en entornos diferentes y pensamos de formas dispares.
    Pienso que hay más busqueda del beneficio propio en los comportamientos sociales de lo que se suele creer. El que sigue a la gente busca la satisfacción personal mediante la aceptación y el que actúa de modo contrario, pensando que el resto del mundo está equivocado y él tiene la razón.
    Tampoco creo que haya que ser esclavo de los principios, algunos habrá que ir adaptándolos a los tiempos que corren, o puede que las circunstancias te muestren que estabas equivocado.
    Estoy completamente de acuerdo con omalaled en el sentido del castigo, debe ser una medida para contener a los que piensan en delinquir, no a los que ya lo han hecho, sobre todo por una cuestión de superioridad numérica.
    Un interesante libro que trata sobre este tema y que seguramente habreis leido es "Crimen y Castigo" de Fedor Dostoievski.

    Por Anonymous Anónimo. Fecha y hora: 20/7/06 10:12  

  • En un mundo con tantas desigualdades económicas y sociales no podemos esperar que todos tengamos una moralidad parecida, en gran parte nuestro comportamiento depende de nuestras circunstancias, nuestra experiencia y la educación.

    La Educación es importantísima, pero no educar para que aprendamos a obedecer porque es lo correcto sino para que aprendamos a interpretar libremente lo que nuestra naturaleza, intuición y razonamiento nos enseña.

    ¿Quien está legitimado para decirme lo que debo hacer en un mundo donde hasta los gobiernos que son los que elaboran las leyes cometen injusticias?

    ¿Premios y castigos? No alcanzaremos nuestra madurez moral e intelectual hasta que dejen de tratarnos como a niños, yo prefiero luchar por una sociedad más justa, educar en la empatía y reeducar en la dialéctica.

    Por Blogger Dolce Vita. Fecha y hora: 20/7/06 12:47  

  • Este post me recuerda a los samuráis y al Bushido (el código del guerrero).
    Según esta doctrina ellos actúan como sus propios jueces en busca del honor.
    El honor se podría describir como la nobleza interior y la pureza del alma de cada individuo. Un guerrero honorable es una persona en la que se puede confiar en que mantenga su palabra, sea justo en sus juicios y se comporte con dignidad.
    Los japoneses por decirlo de algún modo son mejores miembros de una sociedad civilizada porque siguen estos principios de un modo estricto, quizás se pueda discutir mucho acerca de si esto no es más que una mutilación del libre albedrío, pero puede justificar muchas características de la conducta oriental. Por otra parte John Forbes Nash justificaba mediante la teoría de juegos que ''lo que beneficia al grupo, beneficia al individuo'' en contra de lo que postulaba Adam Smith en su Ensayo acerca de la riqueza de las naciones (la mano invisible equilibra a nivel global las decisiones que toma cada individuo buscando su propio beneficio, etc).
    Los seres humanos no somos una mente enjambre y nunca podremos serlo porque tenemos una moral y principios abstractos, diferentes según nuestro lugar de nacimiento y valores inculcados a lo largo de nuestro desarrollo, pero la educación y la cultura nos aportan multiperspectivismo y nos hacen reflexionar sobre nuestros actos, no en vano es célebre la frase que dice que la inteligencia está estrechamente unida a la sensibilidad.
    Este tema de todos modos es uno de los grandes dilemas de la humanidad asi que se podrían escribir páginas y páginas de posts, antes de llegar a una solución mínimamente correcta y no utópica.
    Desgraciadamente tienes razón en cuanto a las empresas. Apple por ejemplo con sus geniales productos, me tiene encandilado con su Ipod a pesar de que soy consciente de que para fabricarlo usan SweatShops en China donde explotan a personas para abaratar costes de producción. Aún asi seguiré usando productos de Apple y por otra parte, ¿se tiene en cuenta que pasaría si esos trabajadores perdieran su empleo?, ¿el sueldo es reducido pero es suficiente en las zonas en las que viven?, me imagino que hay que estudiar cada caso en su contexto y no intentar generalizar nunca.

    P.D: Me gusta tu blog, lo tengo en Bloglines y te sigo desde hace un tiempo, ánimo y sigue escribiendo :).

    Por Blogger chris. Fecha y hora: 20/7/06 14:41  

  • Omalaled, interesante pregunta. No concibo que la ética dependa completamente de la genética, sin embargo, no encuentro un argumento que me permita descartar que los genes tengan influencia.

    Estoy convencido de que la educación recibida explica el comportamiento ético, aunque supongo que sería posible que dos personas con la misma educación -suponiendo que esto fuera posible-, pudieran comportarse de formas distintas.

    En general, una educación basada en premios y castigos, genera relativismo moral. La bondad o maldad de una acción está determinada únicamente por el beneficio o perjuicio que pueda generarme.

    Alfonso, el deber, es lo contrario a la realización de algo por el premio. En cuanto a quién lo fija, se me olvidó mencionar en la entrada que Kant habla de la posibilidad de universalización de la máxima. Una acción es buena si se puede universalizar. Por ejemplo, no pagar el metro no es bueno puesto que si ninguno lo hiciésemos no tendríamos metro.

    Teniendo esto en cuenta, en lo general, no importarían las ideas de cada uno para diferenciar lo correcto de lo que no lo es. De hecho, en general, todos sabemos lo que es "bueno" y "malo", lo que cambia es nuestros condicionamientos morales para no hacer lo que está mal cuando hacerlo nos puede beneficiar, o para no hacer lo que está bien cuando nos puede suponer un perjuicio.

    Por supuesto, habrá acciones en las que no sea fácil aplicar la posibilidad de universalización y que generen dudas morales. Pero, en general, creo que es relativamente sencillo distinguir lo que es bueno de lo que es malo.

    Personalmente considero el altruismo una forma de egoísmo con buena prensa, así que coincido contigo en que en los comportamientos sociales hay búsqueda de beneficio propio. Sin embargo, eso no impide que puedas estar dispuesto a aceptar un perjuicio cuando sabes que es lo correcto.

    Si aceptas lo que decía anteriormente de la universalización, los principios no son demasiado flexibles. De hecho, hablar de flexibilidad de principios me suena a relativismo moral -las cosas están bien o mal según las circunstancias- y yo no lo veo así en absoluto.

    El castigo es necesario en tanto que no todas las personas tienen interiorizado el deber por el deber. Pero si todas lo tuviésemos -algo que ya he dicho que considero imposible- no habría diferencia alguna en el comportamiento, independientemente de que haya o no castigo.

    Penélope, la moralidad que depende de nuestras circunstancias, nuestra experiencia y la educación, es relativa.

    Según la ética formal, lo correcto no es algo opinable. Algo es bueno si existe la posibilidad de universalización de la máxima, que comentaba antes. Algo que no es universalizable no puede ser bueno, independientemente de tus circunstancias.

    No se trata de obedecer, ni de interpretar libremente según tu naturaleza. Y, desde luego, no tiene nada que ver con las leyes. De hecho, una ley que no es universalizable, sería moralmente mala aunque fuera legal.

    Como bien dices, la educación basada en premios y castigos contribuye a la inmadurez -dejo que otros deciden por mí qué es bueno y qué es malo-. Sin embargo, sabemos que no podemos prescindir de ellos porque impera el relativismo moral -si me beneficia y no hay castigo, está bien hacerlo-.

    Desde luego, la empatía, entendida como ponerse en el lugar del otro -no hagas a otros lo que no te gustaría que te hiciesen a ti- es una máxima con posibilidad de universalización. Lo contrario, sin embargo, no.

    Chris, muchas gracias por tus ánimos.

    Efectivamente el bushido trataba del deber por el deber. Los samurais tomaban decisiones que les perjudicaban por hacer lo correcto. Sin embargo, creo que su código no cumplía la posibilidad de universailzación. Entre otras cosas porque sólo era para ellos, una casta separada del resto de personas.

    Por otro lado, creo que aquí hay un factor de condicionamiento externo clave. La presión social contra aquellos que sacaban los pies del tiesto. Un samurai que no cumplía las normas quedaba excluido completamente de la sociedad, su vida dejaba de tener valor y su familia quedaba deshonrada.

    Respecto al libre albedrío, existe puesto que está en tu mano decidir si sigues las normas o no, pero la presión social actúa como condicionante externo.

    John Forbes Nash no dice exactamente que lo que beneficia al grupo, beneficia al individuo. Lo que dice es que cooperando se puede llegar a situaciones en las que todos ganan más que buscando cada uno únicamente su beneficio, que era lo que venía a decir Adam Smith.

    Nash demostró que si los jugadores son racionales y pueden elegir entre varias estrategias, llegarán a un equilibrio de Nash, entendido como una situación en la que hay un conjunto de estrategias tal que ningún jugador se beneficia cambiando su estrategia mientras los otros no cambien la suya.

    Aplicado a la moralidad, esto significaría que si todos fuésemos buenos la situación sería ideal, pero no estable. Ya que cambiando algunos de estrategia, obtendrían un mayor beneficio.

    Si aceptamos que buscamos maximizar el beneficio, la situación ideal es imposible porque no está en equilibrio. Ahora bien, la propia esencia de la ética formal es que no actúas por beneficio propio, si no por el deber.

    Como ya he comentado antes, entiendo que las éticas materiales son relativas, no así las formales.

    Con respecto a las empresas y partidos, me refería más bien al hecho de que un individuo haga algo moralmente malo porque se lo mandan. Moralmente no tiene ninguna justificación.

    En cualquier caso, lo que comentas de Apple es muy interesante. No resulta nada fácil determinar qué es lo correcto.

    Tanto no comprar productos fabricados en el Tercer Mundo, como comprar productos fabricados explotando a los trabajadores, son acciones moralmente malas. Lo ideal sería comprar productos fabricados en cualquier parte en la que se respete a los trabajadores.

    De hecho, si exigiésemos conocer la situación de los trabajadores que han producido un producto, y dejásemos de comprar aquellos en los que no se respetan los derechos de los trabajadores -independientemente del lugar de producción-, las empresas producirían allá donde, respetando a los trabajadores, les saliese más barato producir un producto, incluyendo el transporte hasta el punto de venta.

    En realidad, esto llevaría a equilibrar la situación económica de todos los países.

    De todas formas, dado que unos toman sus decisiones basándose únicamente en su beneficio y otros en lo que creen correcto, estos asuntos tienen una solución compleja. No se llega exactamente a equilibrios de Nash -salen jugadores y entran otros, y no todos son racionales-, pero si a situaciones de equilibrios inestables donde la mayoría no ve necesario cambiar su estrategia.

    De todo esto, lo único que tengo más o menos claro es que, haciendo todos lo correcto, el mundo sería un lugar mejor. Claro que, aunque la educación pueda cambiar el comportamiento general de los individuos, considero ese estado de corrección total incompatible con la naturaleza humana.

    Vaya, al final voy a tener que defender que existe un componente genético.

    Por Anonymous Anónimo. Fecha y hora: 20/7/06 21:37  

  • Existe. Hay multitud de evidencias e indicios más que razonables que permiten afirmar que comportamientos como el altruismo o la cooperación tienen una base biológica que es hereditaria.

    Comportamientos "éticos" como socorrer a un herido en una situación de catástrofe han sido favorecidos por la evolución porque representan una ventaja competitiva no para el individuo, sino para su pool genético - para el grupo o especie.

    Por Blogger Mario. Fecha y hora: 20/7/06 22:45  

  • Muchas gracias por tu contribución, Mario.

    Está claro que tanto el comportamiento egoísta -ventaja para la supervivencia del individuo concreto-, como el altruista -ventaja para la supervivencia del grupo-, tienen un origen evolutivo.

    De lo que no estoy seguro es de si el ejemplo que usas de comportamiento ético es válido. Socorrer a un herido, arriesgando la propia integridad, parece un comportamiento mucho más primario, algo que se hace sin pensar. No sé si sería generalizable al resto de dilemas morales.

    De todas formas, si que parece que esos comportamientos altruistas y cooperativos, puedan ser la base genética de la sociedad y de la ética. Si fuésemos completamente egoistas, no existirían ninguna de las dos.

    Pero, al mismo tiempo, el componente egoísta de nuestra naturaleza parece que hace imposible que la raza humana pueda llegar a ser comlpetamente ética.

    Por Anonymous Anónimo. Fecha y hora: 21/7/06 00:57  

  • Solo comentarte que me a gustado la entrada, la cual comparto en lo expuesto.
    También quiero decirte a tenor de los comentarios que lo he entendido todo y que mucho de lo cuestionado se corresponde a una interpretación que yo veo que está bien aclarada en tu artículo.
    Saludos.

    Por Anonymous Anónimo. Fecha y hora: 26/7/11 09:57  

  • Muchas gracias por tu comentario, anónimo.

    Por Anonymous Jaizki. Fecha y hora: 26/7/11 10:15  

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